Apertura: Red Ships

Al amanecer el brillo del sol hacía arder las velas rojas de los barcos. Los primeros en ver las naves fueron los piratas de Antiva quienes, conocedores del poder de esos barcos, dieron media vuelta y se refugiaron en sus puertos.

Eran seis. Los capitanes del Imperio Tevinter las llamaban "Fortalezas Flotantes" porque eran enormes construcciones de madera y metal, casi invulnerables y veloces a pesar de su tamaño. Pero el terror más grande era el gaatlok, el arma secreta de los Qunari, el fuego de sus cañones.

Más allá del miedo, eran naves hermosas. Medían 80 metros de eslora y su proa estaba ornamentada con un magnífico espolón que recordaba los cuernos de las hallas élficas. Tres velas rojas y una fila de remos impulsaban la nave, que cortaba las olas como si fuera una espada. Las seis eran iguales, porque según los Qunari no había razón para que una herramienta sea diferente a otra si ambas cumplían la misma función.

Las naves rojas pasaron por Rivain y la dejaron intacta. Pasaron por Antiva y no se detuvieron. Sembraron el terror en Brandel´s Reach y desaparecieron en el Waking Sea. Cuando llegaron a las aguas de Ferelden el resto de Thedas se tranquilizó: por un tiempo al menos no tendrían que lidiar con el Beresaad.

Las naves rojas llegaban. Los Qunari llegaban. Nadie sabía por qué, y nadie buscaba respuesta. El Beresaad era la palabra del Qun para los Vashot de Thedas y nada, ni el imperio Tevinter, ni la Marcha Exaltada de Orlais, habían podido detenerlos en el pasado. Ferelden tendría que convertirse... o desaparecer.